jueves, 18 de junio de 2009

Scott, Dory, y el trasero de Dory


Mientras Dory topaba sus labios con los dedos, pensaba como el amor furtivo le iba a llegar.

Scott alcanzó a mirar de reojo como Dory subía presurosa las escaleras y de cómo bien movía su trasero con esos jeans apretados, —Mmm..., pensó Scott. Con un breve disimulo y una grata sonrisa regresa la atención hacia su compañero de clase, Aarón. Scott irrumpe con su silencio para decirle a su compañero —Está bien Dory, está bien.

Una tarde en la universidad Scott meditaba con sus ojos cerrados y tirando de su desordenado cabello para aumentar su concentración. No dejaba recrear la escena del día anterior, un sentimiento trivial recorría a todos sus otros pensamientos que hasta entonces tenían más relevancia. Algo más era lo que levantaba su interés por ella, muy adentro de su templo espiritual y no sólo era por ese revoloteante trasero, si no un llamado de interioridad que aclamaba por una compañera a la que le tenía hambre y con la que muy posiblemente compartiría momentos de diversión, caricias y locura con desenfreno.

Lamentablemente su ineptitud, comparada con los sesos de un pez, le impedía sostener una conversación inteligente o al menos coherente, sin dejar de balbucear dejando palabras a medio camino y tornarse enteramente colorado mientras mira hacia el suelo. El estado de Nirvana de Scott fue entorpecido por la siempre inoportuna Wanda. Como ya se le ha hecho costumbre a ella el andar prestando ayuda a la gente aparentemente desocupada y sin nada que hacer. Antes que Wanda le comenzara a formular el motivo de su llamado, que, indudablemente se trataba de un favor para otro de sus producciones fílmicas. Scott ya estaba maquinando una escusa para librarse de esa tan molesta chica pero eso sí, una chica que tiene bien puesto lo suyo, tal vez la razón por la que Scott aún dudaba si ayudarla o no en su comprometedor labor.

Lo que él no pudo divisar si no hasta después era a Dory, que se volvía indivisible por las voluminosas nalgas de Wanda. De entre ellas asomaba Dory, con su desbaratado cabello, grandes ojos asustadizos y portando una mueca de asombro que se ruborizaba. Scott pisa el freno a su plan por la sorpresiva entra de Dory. Ella era el motivo de sus desvelos que invocaba a un pequeño papel a su lado para desatar la ira de esos cinco dedos de furia que sucumbía en una concluyente lluvia bendita que satisface en donde quiera que caiga.
Scott deja a un su nube de cavilaciones fantasiosas y retorna a nuestro espacio para continuar escuchando lo que la molesta chica de buena figura tenía que plantearle.

—Ya pues amigo ¿si puedes? –dijo Wanda

Y Scott muy educadamente responde:

— Bueno, su gustas yo te ayudo. Pero, ¿no se tardan mucho?

— No, nadita compañero. Sólo necesitamos movernos a un par de lugares para filmar, unas escenas tienen que ser en tu casa ¿Se puede?

— Sí, sí claro. Vamos nomás, no hay problema. –dijo Scott.

Dory permanecía en silencio y se limitaba a afirmar asentando la cabeza.

Ya era la tarde, y los tres compañeros se disponían a realizar las tomas en la casa de Scott. Él se convertía en el protagonista de la historia junto con Wanda y Dory que eran secundarias. Unas que otras escenas románticas llenas de constantes roces con las chicas bastaron para alterar los nervios de Scott; lo que obligó a Dory a guiar momentáneamente las caricias y abrazos que serían dirigidos a Wanda durante la actuación. La escena final consistía en una mirada amenazadora que se lanzaba entre las dos chicas como advertencia la disputa por Scott.

Termina el arduo día de grabación.

Scott toma iniciativa por un recordatorio que le había hecho su amigo Aarón; de invitar a Dory a un concierto de música caribeña que se va a dar en el bar “Barbacoa” es misma noche. Forzosamente Scott cumple con su misión al acercársele a Dory para invitarla y recalcarle que esta cita grupal es con fines académicos e investigativos, cosa que no era cierto, lo importante es que logró decírselo, fue directo y dicho con una resaltante seriedad. Debía de evitar que se le salga cualquier sonrisita que delate la intensión amorosa.

A Dory se le da un vuelco el corazón al escuchar la petición de Scott. En ese preciso instante se le para la oreja a Wanda, corre hacia el par e interrumpe como siempre.

— Disculpen compañeros ¿a dónde dijeron que van a salir esta noche? –intervino Wanda.

— Scott me acaba de invitara un concierto. –respondió severamente Dory

— Sí…, está bien Wanda, anda tu también si quieres. –repuso el dócil Scott.

Dory agacha la cabeza y levanta la vista hacia Scott cuando éste se retiraba presuroso al no saber que más decir. Sin que él se percate Dory lo seguía contemplando mientras que ella recurría a topar sus labios incesantemente con los dedos al desear profundamente domar a ese hombre.


Todo el grupo de compañeros se encontraron en el bar “Barbacoa”, era un conjunto muy numeroso de al menos quince personas, varios de ellos indispensables para las salidas y otros que sorprendieron con su presencia. Scott, Aarón y dos compañeros más que se abrían paso entre la multitud que aclamaba por el inicio del concierto, sin embargo Wanda y Dory se encontraban bien instaladas en una de las mesas desocupadas muy próximas al escenario donde estarían los músicos, eran unos buenos asientos.

Aarón se disponía a tomar asiento justo al frente de Dory, pero antes que él pudiera ubicar su trasero Scott presuroso y alterado manda su mano al hombro de Aarón, jalándolo hacia él y diciéndole: — ¡No no no, deja nomás que yo me siento ahí!

Al principio fue solo un momento de confusión por parte de Aarón que no alcanzaba a comprender aquel acto, no le pareció desagradable en ningún momento; un poco extraña la reacción de Scott, sí. Aarón llegó a comprender que su amigo tenía intenciones de manosear con la vista a la chica que tenía al frente. De todas maneras cedió el puesto a regañadientes por la discutido paisaje y finalmente Scott se sentó donde él quería, cara a cara con Dory. Ninguno de los dos se dirigía la palabra, sólo unas cuantas incitaciones de Dory para iniciar una conversación con él y algunos roces con la mirada que terminaban por perderse. Scott no resistía la tentación de desnudar en su mente a Dory, terminar de bajar por completo su escote pero sin antes quitarle el pequeño abrigo que tapaba sus lustrosos hombros, la levantaba del brazo por la fuerza para azotarla directo de espalda contra la pared, succionar su cuello hasta dejarlo empapado de su pasión, agarrarla de la cintura hasta esperar a que ella sola se menee con una danza que va de adelante a atrás y de arriba hacia abajo, de ahí sólo quedaba escuchar el gemido ahogado y lleno de risitas satisfactorias de su amante en medio de los constantes movimientos fulminantes de toda esa gente que no parecen percatarse de tal acto pasional. Hasta aquí llegó su nueva fantasía. Dory no dejaba de fruncir el ceño como signo de indignación al observar muy detenidamente la manera en la que Scott miraba hacia un punto fijo y con la boca abierta de par en par, al parecer, y siguiendo el recorrido visual de su poco tacto con el disimulo la chequeada se dirigía hacia los bien exhibidos pechos de Dory. Bastó con unos chasquidos de sus dedos para sacarlo de trance.

— Acá está mi cara. –señaló Dory

Scott se recompone de un sacudir de cabeza.

— Ah… sí…, es que estaba pensando en otra cosa.

— Eso espero.

Para su suerte empieza la música.

Ya es la segunda parte de la velada y Dory procuró sentarse muy cerca de Scott, pero pasado el rato este no abrió la boca para nada. Dory colocaba su mano delicadamente sobre el muslo de Scott, a veces lo agarraba del brazo y llegaba hasta él para hacerle comentarios al oído, pero lo único que conseguía era que él se estremeciera y empezara a temblar de los nervios, nada lo suavizaba. Vistas estas muchas y deplorables situaciones ella decide moverse hacia otra sección del bar a buscar una conversación plena con algún otro chico que sí esté dispuesto a aplicarle. Scott, con las manos entre las piernas y totalmente cabizbajo se queda muy desilusionado de sí mismo. Se siente como todo un loser…

Dory deseaba algo más ese día. Y hasta el día de hoy sigue cuestionándose si en verdad Scott siente algo por ella, porque los indicios dicen una cosa y el silencio e indiferencia de Scott dicen otra. A veces es difícil saber qué es lo que piensa este chico, si desea a una que lo sabe apreciar o si a caso espera a una inalcanzable supermodelo que se deje mirar.


Dory seguirá esperando que éste lento pescador logre atraparla entre sus redes, una respuesta o al menos un par de insinuaciones más para que la chispa del amor se dé. Pues ella tendrá que seguir esperando, porque a Scott no lo mueve ninguna corriente de decisión, su falta de aventamiento lo dejará varado en las orillas de la soledad, Mientras que algún día esté aburrida de esperarlo, así terminará la chica de alocado cabello, ojos de asombro y de un atractivo trasero.

9 comentarios:

Escribidor dijo...

Bueno, ¿qué te puedo decir?
Le falta mucho a tu relato: un personaje más completo, mejores descripciones, más acciones.
El inicio me parece acertado, porque allí comienzas a construir al protagonista con una situación muy particular: es un bobazo que no puede graduarse.
¿Borrar tu intento fallido de cuento? Quizás podrías mejorarlo.

Unknown dijo...

Muy verosímil, eso pasa. Cuando yo entré al colegio había un man que llevaba cuatro años en tercer curso, cuando yo me gradué le ya iba a quinto. El narrador suena tanto a tí. Hazle caso a Javier: no lo borres. El inicio es muy bueno, pero el final no. En la corrección podrías hacer uno completamente diferente o tal vez mantener la misma idea pero gracias a la construcción del personajes los lectores aplaudan porque Ufredo se lo merecería, o sientan penan porque no. Dale, te va quedar súper chévere.

Carol Arosemena dijo...

Luismi me encanta que conserves tu sentido del humor, tu relato da para mucho más, no tienes un conflicto planteado simplemente mataste al personaje te falta mucho por desarrollar en cuanto a las acciones, no hay! me gustó mucho la idea pulelo un poco y te queda´rá mucho mejor. Ojo con cirtas faltas sintácticas y ortográficas que tienes por ahí.

Psicolocopatico dijo...

Creo que la explicación inicial está demás, ¿quién quiere leer algo que el propio autor rechaza?

Unknown dijo...

Hallo plausible el cuarto p{arrafo. El final, al igual que el de mi cuento, se ve forzado. Esto quizá se deba al puro con el que lo posteaste. Este relato resulta más verosímil que el anterior. Tienes fallos al redactar que al arreglarlos facilitarían la lectura. En cuanto al personaje, no logro descubrir qué signo es. Me quedo arado en el mar... U_U

Unknown dijo...

párrafo*

La Chica del arete rosa dijo...

Creo que debes darle mas cuerpo al personaje, preferible a traves de acciones y dialogo y no narracion. Sentido el humor es lo tuyo, no dejes que se pierde. Sientate y piensalo un poco, agregale lo que le falta.

solanda dijo...

Miguel, hay días y días.
Que no se repitan, por favor.
y concuerdo con Cristian, no debes empezar disculpándote, eso es penoso.

Molo dijo...

ahora sí pues... Más trankilo más todo, los dejo con mi nuevo texto recontra q hiper mejorado, espero q lo disfruten tanto como yo al hacerlo. Bueno.. son las ya las 6 de la mañana tengo q reponer el sueño, nos vemos hoy en clases.