sábado, 25 de julio de 2009

Metacocón


Llena de infancia avanza la oruga orgullosa.

Ignorando su pintado destino en gemas

ondulando su acordeón diminuto,

sobre la esmeralda hoja.


Se mece y aguarda.

Se arrulla en sus redes

de vientre redondo,

y en angelical ropaje

se siente el latir del milagro

que descansa de noche.


Gorda y tardía ansiedad al evolucionar.

De su nido, la semilla por la dicha nacerá.

El paso del tiempo suma belleza a la edad,

y una mañana preciosas alas pintadas para volar.

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